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Descubriendo el cerebro de los niños: Del cerebro reptiliano al neocortex

El cerebro de los niños es un sistema complejo que experimenta cambios significativos durante su desarrollo. Podemos considerar tres niveles del cerebro: el cerebro reptiliano, el sistema límbico y el neocortex.

El cerebro reptiliano es el más primitivo y responsable de los instintos básicos de la supervivencia, como el ritmo cardiaco, respirar, el metabolismo y movimientos automáticos. Es el encargado de intervenir en los comportamientos característicos de la especie y asegurar su supervivencia

El sistema límbico está situado encima del cerebro reptiliano e inmediatamente debajo de la corteza cerebral, incluye estructuras como el hipocampo y la amígdala, está asociado con las emociones y la memoria. Es aquí donde se procesan y se generan las respuestas emocionales.

El neocórtex es la capa más externa y evolucionada del cerebro, responsable de funciones superiores como el pensamiento racional, el lenguaje, el razonamiento abstracto y la toma de decisiones. Esta área del cerebro juega un papel crucial en el desarrollo cognitivo y social de los niños, permitiéndoles adquirir habilidades complejas y desarrollar su personalidad única.

Cada una de estas partes del cerebro determina como actuaremos en ciertas circunstancias. Hay momentos en que actuaremos siguiendo nuestros instintos y otros en que nuestra conducta es mucho más racional. No actuaremos igual si tenemos hambre o sueño, nuestro cuerpo en ese momento intenta suplir una necesidad básica y somos mucho menos racionales.

En los primeros meses de vida prevalece el cerebro reptiliano que busca sulir sus necesidades básicas para sobrevivir. A medida que el niño crece, el sistema limbico junto con el neocórtex, desempeñan un papel esencial en el desarrollo y regulación emocional de los niños.

Por otra parte, el cerebro izquierdo y el cerebro derecho tienen funciones y características distintas. El cerebro izquierdo se enfoca en el pensamiento lógico, el lenguaje y el análisis secuencial, mientras que el cerebro derecho se especializa en la creatividad, la intuición, la percepción espacial y la comprensión emocional.

Como ayudar a nuestros niños a gestionar sus emociones

La clave para un desarrollo cerebral óptimo radica en la integración y la conexión entre estos diferentes aspectos del cerebro. Cuando el cerebro reptiliano, el sistema límbico y el neocórtex están en sintonía, se crea un equilibrio que promueve un crecimiento saludable en los niños.

Una estrategia eficaz para fomentar esta integración y conexión: es conectar y redirigir (Sieguel y Payne Bryson, 2021). Esta técnica se basa en la idea de que cuando los niños experimentan emociones intensas o tienen dificultades para autorregularse, podemos ayudarlos a reconocer y comprender sus emociones para luego redirigir su comportamiento hacia opciones más adecuadas.

Cuando un niño se encuentra en medio de una rabieta o un conflicto emocional, podemos seguir estos pasos:

Conectar: ​​Acércate al niño con calma y empatía. Valida sus sentimientos y demuéstrale que entiende su frustración o enojo. Esto puede ser tan simple como decir: «Veo que estás molesto/a porque no puedes tener ese juguete».

Redirigir: Una vez que el niño se sienta escuchado y comprendido, es el momento de redirigir su atención hacia una alternativa más positiva. Puedes ofrecer opciones que le permitan expresar sus emociones y resolver el problema de manera constructiva. Por ejemplo: «En lugar de gritar, ¿qué te parece si nos sentamos a hablar sobre lo que te está molestando?».

Esta estrategia de conectar y redirigir ayuda a los niños a comprender y gestionar sus emociones, promoviendo así la integración entre el sistema límbico y el neocórtex. Les enseña a reconocer sus sentimientos, expresarlos de manera saludable y buscar soluciones adecuadas a los desafíos que enfrentan.

Verónica Vera Neira
Psicóloga Clinica infanto Juvenil